Ardo
en este bosque inexplorado. Tomo entre mis manos las cortezas, tiernos
tallos que me hieren en las palmas, flores nunca antes alcanzadas por
los hombres. Ardo y la piel se me desprende de la carne. Soy el hueso el
esqueleto de la orquídea, un levísimo temblor entre las hojas.
19/10/14
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